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BITÁCORA DEL ARTESANO
LUIS FERNEY MEJÍA

¿Quién eres?

Mi nombre es Luis Ferney Mejía, soy padre, esposo, líder y artesano. Hago parte del pueblo indígena Eperaara Siapidaara, ubicado en la costa del pacifico sur en Guapi, Cauca; un grupo étnico minoría entre Colombia, Panamá y Ecuador. Soy uno de los fundadores y representantes de mi comunidad, la comunidad Canaán, establecida relativamente hace muy poco tiempo, aproximadamente doce años. Aún no hacemos parte de algún cabildo indígena, pero podría decir de mi comunidad que es una comunidad indígena independiente, somos pocos habitantes, alrededor de unas 30 familias dirigidas por una mujer, la Cacica.

Fui el primer artesano que empezó a promover emprendimientos con los trabajos artesanales de nuestra etnia, intenté hacer de nuestro oficio algo más organizado, por así decirlo, y desde entonces además de ser líder comunitario, también lo soy líder artesanal y espiritual.

Vivo junto con mi esposa y mis dos hijas, todos en mi casa somos artesanos, mi esposa es reconocida en nuestra comunidad por ser una de las mejores en el oficio artesanal. Como padres estamos convencidos de que no debemos dejar perder la tradición de nuestra cultura.

¿Qué te inspira?

Me inspira mucho mi familia y lo ancestral que hay en poder seguir mostrando lo que es mi cultura y los conocimientos de mi etnia en todo lo que hacemos, saber que lo que hacemos lo verán otras personas que están interesadas por una comunidad como la nuestra.

La transición del oficio siempre se ha hecho de generación en generación, desde muy pequeños vemos a las mamás tejiendo y haciendo las cestas y uno viendo va aprendiendo, le enseñaban cómo manejar el material.  

Aunque no todas las simbologías que usamos tienen alguna historia o explicación, sí tenemos varias simbologías heredadas de nuestros ancestros que cuentan la historia de animales que se convertían en humanos, que, aunque no creamos en ellas, se aplican al oficio por costumbre y tradición.

Siento mucho gozo, sinceramente, porque hoy en día, por ejemplo, mucha gente no sabe qué hacer o de pronto no tienen un trabajo; y nosotros tenemos ambas cosas: el conocimiento y personas interesadas por nuestro trabajo. De alguna forma hacer las canastas me recuerda que lo que hago es gracias a que dios lo ha permitido, de él proviene el don, y yo soy su instrumento para tejer, al final de cuentas uno nunca sabe si lo que hace es un regalo que un esposo da a su esposa y que el regalo sirve de medio para unir la familia.

¿Qué Creas?

En donde vivo estamos como a unos 25 minutos del mar, y por eso es que hace tanto calor acá, y el clima es muy húmedo, llueve mucho y hace mucho calor; cosa que beneficia y facilita poder tener acceso a la paja tetera y chocolatillo que es con lo que trabajamos para hacer cestería.

El chocolatillo es algo silvestre, son como unas especies de palmitas que crecen aproximadamente 3 metros de largo; el chocolatillo es complicado de sembrar, solo crece donde él quiera crecer, él solo se produce; lo hemos intentado sembrar en la selva, pero lamentablemente nunca hemos podido lograr que crezca. La paja tetera es un poco más fácil de cultivar, se siembra más fácil y crece más constantemente.

Después de cortadas y cosechadas, se humedecen, se ponen a secar, se seleccionan y se tiñen, luego se pasa a la fase de diseño donde se mira qué simbología se usará, al igual que el tipo de pieza a hacer, en realidad la cestería es un trabajo de muchos pasos. Su valor hace parte de entender que nuestra etnia, nuestra cultura y tradiciones permanecen vivas aun después de tanto tiempo en esos cestos. Por eso mismo es que son de excelente calidad, porque en su calidad está plasmada nuestra cultura.

Información recolectada por:

Sebastián Gutiérrez – Estudiante de La Colegiatura, Medellín – Colombia