Soy una mujer cabeza de familia, víctima del conflicto armado. Aprendí el arte de la filigrana debido al desplazamiento forzoso. Cuando llegamos a Santa Fe de Antioquia lo aprendí. Lastimosamente, allí no hay buen comercio para vender y tuve que venirme para Medellín, dónde afortunadamente sí he tenido buena acogida, y es donde sigo viviendo.